User:Pancraciobuenavista

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Verdad no referencia

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Ya disfrutando de las mieles de la jubilación y después de un extenso viaje lleno de emociones en las que había visitado su pueblito natal luego de muchos años, Octavio Melo regresa a casa y se encuentra con la sorpresa que su hermana favorita y su nieto –aquel al que quería inculcarle los valores de su padre- y al cual nunca veía se encontraban de visita en su humilde morada. Saca una silla roja de esas que se encontraban en la cocina, trae un café y un jugo de fresa –mi favorito- y se dispone a contar una de esas tantas historias inspiradoras de como a pesar de que los conservadores quemaron su casa en más de una ocasión, logro salir adelante convirtiéndose en uno de los hombres más influyentes de la región y consiguiendo por supuesto las mujeres más bellas. Pero de un momento a otro sus ojos se abrieron más de lo normal, sus pupilas se dilataron y como por arte de magia su boca hizo un giro inesperado, primero a la derecha y luego a la izquierda, el intentaba por todos los medios posibles retornarla a su punto normal y lo logro pero no sin antes caer inconsciente y de espaldas contra el muro blanco que separaba la sala de la cocina.

Octavio es el segundo de ochos hermanos. Hijo de un liberal empedernido y una santandereana de temperamento fuerte o como dirían en su tierra “una mujer de perrenque”. Hizo sus estudios en el instituto industrial de puente nacional (Santander), donde recibió su grado de bachiller técnico en las primeras

promociones de dicha institución. Desde pequeño dice su hermana mayor, fue un hombre apasionado por la política y las relaciones publicas – le intrigaba mucho el por qué no podían vivir en paz en su finquita sin el temor a que los conservadores vinieran a intentar acabar con lo que su padre con mucho esfuerzo le había costado conseguir-.

Y fue tal vez por esta razón que decidió estudiar por sí mismo economía y relaciones públicas en la universidad Industrial y como era un hombre muy sociable, al cual le gustaba estar pendiente de todos los acontecimientos de la región se empleó en la caja agraria en donde paulatinamente fue ascendiendo de cargo, hasta que desde el ministerio de obras públicas de Santander fue llamado para ser el inspector principal de obras en donde finalmente salió pensionado. De ahí para adelante su vida se enfocó en la política, ayudándose por sus amigos se presentó a las listas del departamento y se postulaba como uno de los grandes ganadores.

Pero con lo que él no contaba, era que ese desmayo aquel día de julio cuando yo apenas tenía siete años, cambiaria no solo su vida sino la de todos nosotros, en especial la mía. Porque desde pequeño veía en el reflejo de un padre, pues el mío aunque presente siempre lo sentí ausente. Los días transcurrieron con cierta calma él decía que se sentía bien que nada había pasado que eso era a causa de la edad que no nos preocupáramos, pero eso era imposible para nosotros al día siguiente fue al médico ,le hicieron algunos exámenes y le dijeron que estaba bien, como mi mama y yo nos regresábamos para Bogotá , fue a despedirnos, mi mama le recomendó que visitara a otro médico porque lo que le había sucedido no era normal, él le dijo que en la tarde tenía otra cita, y que no se preocupara que él sabía que eso no era nada y que tenía que enfocarse en su carrera política- era en lo único en lo que pensaba recuerdo-.

En las horas de la tarde y ya de regreso a Bogotá, mi madre recibió una llamada en la que Octavio le confirmaba la notica, los médicos decían que nada había pasado que no entendían nada pero que todo estaba bien, colgó el teléfono dio unos cuantos pasos y callo de cara al andén, fue cuando lo llevaron de urgencia a la clínica Ardila Lule. El diagnóstico fue una trombosis, ya no podía sostener la cabeza y el lado izquierdo completamente dormido, duro hospitalizado más o menos un mes y a base de terapias y tratamientos logro caminar con muletas.

La noticia se propago muy rápidamente, dicen que las malas noticias son las primeras en llegar mi mama estallo en llanto, llamo a mi tía Nela y a mi tío Epimaco y ellos ya estaban alistando maletas para el viaje, todos angustiados llamaban a Bucaramanga y allá también la desesperación era muy grande no sabían que hacer todos comentaban que esa enfermedad era muy dura y difícil de recuperar ,todos sentíamos impotencia de no poderlo ayudar y así fue trascurriendo el tiempo y lo único era, esperar día a día algún signo de recuperación ,el ritmo de vida cambio para todos y cada uno de los miembros de la familia.

Después de estar caminando con muletas ,la trombosis le ha repetido en tres o cuatro oportunidades ,cada vez le deja algún deterioro y aunque hace terapias no ha podido volver a caminar ,lo único que puede hacer es comer con su propia mano, mi vida cambio para siempre el padre que siempre fue el para mí se diluyo me rompió el alma nunca más volvió a hablarme ni a darme consejos su luz se apagó y aunque sigue vivo sé que su sufrimiento es tan grande que quisiera cambiar las cosas que no se pueden cambiar.